
Fui trasladada a la Inglaterra del siglo XIX, para ser testigo de las calamidades y los maltratos hacia una niña que pensaba, con justa razón, que debía existir algo mejor que su reducido y malsano mundo. Una de las cosas que más me gustaron mientras crecía, fue que las atrocidades que vivía no le impidieron abrir su mente y desarrollar una sensibilidad artística que plasmaba incluso lo que nunca había visto. Además de aprender las aptitudes necesarias para ejercer como institutriz, profesión que la llevó hasta Thornfield Hall, un lugar donde siente que empieza a vivir y donde descubre no sólo la conexión excepcional que tiene con el dueño de la casa, el señor Edward Rochester, sino que también el misterio retenido en las paredes de la mansión.
La autora se encargó muy bien de describir un amor único, intelectual y emocional, y de mantener la intriga con el oscuro secreto. Me convirtió en la confidente de Jane Eyre, puesto que a veces se dirigía a mí llamándome ''lector'', y hacía un paréntesis en la historia para aclararme y contarme cosas, algo que se agradecía.
Como es un libro que aborda la educación, me llamó la atención esa referencia a no desaprovechar talentos, porque Jane también trabaja en la escuela de una aldea sabiendo que puede ofrecer mucho más, esto me dejó pensando a nivel personal... El libro también contiene discursos moralistas, que en ocasiones y según se miren pueden cansar.
Charlotte Brontë nos dejó un clásico de la literatura inglesa de quitarse el sombrero, fue publicado en 1847 y es prácticamente autobiográfico.

Me decidí por esta miniserie de la BBC producida en el 2006. Sólo os digo que las actuaciones, los diálogos y las ambientaciones son excelentes. Si no podéis leer el libro, mirad la serie porque vale la pena. Aquí os dejo la opción de verla.