Me encanta ver que el día del libro ha sido recordado por mucha gente. Por todo lo bueno que me han aportado esos grandes compañeros de viajes, también quiero recordar ese día. Y curiosamente ahora puedo leer más, sí, aprovecho parte de la lactancia materna para eso.
Hace poco vi estas recomendaciones en Kireei sobre libros infantiles y me gustaron para compartir.
La semillita de Eric Carle. Sencilla aventura de una semillita a lo largo de las estaciones sirve de excusa para filosofar sobre el ciclo de la vida y cómo se pueden superar los obstáculos. Una semillita que va arropada por ilustraciones cuya belleza ayuda a afrontar cualquier adversidad. El libro contiene 10 semillas de girasol, ideal para cultivar en esta época del año.
Atreverse a ser diferente tiene un alto coste social, pero también una increíble recompensa. Eso es lo que descubre el pequeño guisante cuando decide recorrer el mundo. Así, cada estancia de su viaje se convierte en una instancia de crecimiento. Sin embargo, el valor del relato no se encuentra en la travesía, como en El secreto, Éric Battut depara lo mejor para el final. Un desenlace tierno y humorístico que sacará a los lectores más de un color.
Y la aportación para mayores la busqué en Japón, por lo mal que lo han pasado últimamente, esta es mi forma de decirles que sigan adelante.
En japonés, la letra q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación en la grafía refleja la sutil alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela, que es, también sin serlo, el Japón de 1984. En ese mundo en apariencia normal y reconocible se mueven Aomame, una mujer independiente, instructora en un gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos rondan los treinta años, ambos llevan vidas solitarias y ambos perciben a su modo leves desajustes en su entorno, que los conducirán de manera inexorable a un destino común.
Valeria y Laura, como lectoras de literatura japonesa imagino que os da curiosidad.
En japonés, la letra q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación en la grafía refleja la sutil alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela, que es, también sin serlo, el Japón de 1984. En ese mundo en apariencia normal y reconocible se mueven Aomame, una mujer independiente, instructora en un gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos rondan los treinta años, ambos llevan vidas solitarias y ambos perciben a su modo leves desajustes en su entorno, que los conducirán de manera inexorable a un destino común.
Valeria y Laura, como lectoras de literatura japonesa imagino que os da curiosidad.
Cierro con broche de oro celebrando que nuestra niña ya hizo un mes el 24 de abril. ¡Muchísimas felicidades, querida Celia!