Alguna manualidad con las más planas he pensado: pintarlas y usarlas como pisapapeles...
Pero vamos a lo que nos ocupaba hace dos días. Otoño es época de plantar bulbos de tulipanes, narcisos o jacintos. Y llenos ya de tierra aproveché para plantar unos de tulipanes con Celia.
Los plantamos ahora pero nacen en primavera. Son esas pequeñas cosas que hacen ilusión, cuando casi te olvidaste de ellos de repente los ves salir. Aunque bien mirado no es apto para impacientes.
Los hemos plantado en macetas, poniéndolos por la mitad y con la punta del bulbo hacia arriba, teniendo tierra suficiente por debajo para las raíces y tierra por encima, unos 12 centímetros. Se tienen que regar solo cuando la tierra se note seca, sin pasarse porque puede pudrirse el bulbo. Y que le de mucho sol. Si queréis plantar, hacedlo ahora, antes de que venga más frío.
Cuando salga el tulipán, las flores duran unas cuantas semanas, después el bulbo se puede conservar envuelto en periódico para plantarlo el próximo otoño, ¿no es genial? A mí estas nimiedades me hacen feliz. :-)
Celia se mostró laboriosa, aunque casi ahoga los bulbos con tanta agua. A ver si hacemos de esta actividad una tradición, ya la tenemos en nuestro calendario de jardinero. Por lo menos conoce la palabra bulbo, ahora que su memoria funciona cada vez más veremos si cuando llegue la primavera se acuerda de los bulbos cuando mire los tulipanes (si salen).
Muchos sabéis que Holanda es el país por excelencia de los tulipanes. Uno de los viajes que me gustaría hacer es ir en primavera a este país para ver campos y campos enteros de tulipanes, tiene que ser un auténtico espectáculo.
Me voy, a ver si salimos a plantar el gramón antes de que Celia me siga desmontando la casa.