Siete meses.

El tiempo sigue pasando. Siete meses se dicen pronto, ¡si aún fue ayer cuando la cigüeña me sorprendió con su encomienda!
Como sus avances mensuales los escribo aquí, seguiré con ellos: Ahora se sienta sola con las manos apoyadas en el suelo, pero enseguida se va de cabeza, a veces hasta ella misma se tira. Empezó a balbucear nuevos monosílabos: ta, ba. Nos empieza a imitar si hacemos ruídos con la boca. Cuando está boca abajo intenta arrastrarse, ¡a un paso del gateo! Todo lo quiere tocar y explorar, si no le dejas tiene un pequeño berrinche, ¡sí, hace unas semanas empezó con los berrinches! Ya no tiene problemas para girarse de boca arriba a boca abajo y viceversa. Fue durante este mes que empezó a tocar sus pies, incluso muy ágil ella se lleva de vez en cuando uno de los pulgares a la boca.
A modo de celebración estampé su mano y su pie derecho en un papel, no fue fácil conseguir que mantuviera la mano abierta...

Me hubiera gustado prepararle otras cosas, pero los quehaceres siempre me reclaman. Creo que esta es la entrada que más rápido he hecho, mi tiempo en internet debe ser breve.
Sólo han pasado siete meses, pero lo bueno aún está por llegar.

Ideas para el otoño.

Parece que la normalidad y la rutina están establecidas: niños que dicen adiós al periodo de adaptación y ya no lloran, el ritmo del trabajo se agiliza y el otoño por fin ha llegado. Como no todo puede ser trabajo, pediré al tiempo horas de ocio para ver qué nos ofrece el otoño y disfrutarlo.
Pensé algunas ideas y aunque no sé si las haré todas, ahí quedan...

1. Hacer una guirnalda otoñal. Este año veo guirnaldas en tantos sitios de decoración que ya estoy algo obsesionada con ellas. ¡Son tan vistosas!

2. Buscar castañas y asarlas. Nuestra auténtica fiesta otoñal es el Magosto (aunque por comercio el Halloween se nos cuela). Nos reunimos con amigos o familiares para pasar el día y comer castañas asadas al aire libre, los juegos están a la orden del día y manchar la cara de los asistentes con carbón también.

3. Hacer un calendario de Adviento. Desde hace tiempo quiero hacer uno (los he visto con material de reciclaje muy bonitos) y ahora que está Celia, más todavía. Me gusta esta forma de preparar a los niños para la Navidad descubriendo algo cada día, no necesariamente golosinas.

4. Ir a un parque y observar cómo caen las hojas de los árboles y cómo lo llenan todo. De paso me llevaría unas cuantas hojas para decorar las ventanas o para hacer algún centro de mesa. 

5. Y ya que visitamos un parque haría fotos, el otoño nos ofrece unos tonos encantadores y melancólicos y hay que aprovecharlos. Por cierto, viendo esas hojas en el suelo en una de las fotos, ¿no os apetece hacer un montón y echaros encima? 

La próxima vez espero poner mis propias fotos. Pronto llegan los siete meses de Celia, ya os contaré qué voy a preparar (si me da tiempo) y además dejo pendiente hablar de los últimos libros que leí.

¡Disfrutad del otoño!

La niña de sus ojos.

De vez en cuando nos dedicamos a la fotografía y este año con Celia más todavía. Durante el fin de semana conseguimos fotos tan buenas y curiosas como esta. En los ojos de Celia sale reflejado su papá mientras le hace la foto. Hay varias tomas de esta imagen e incluso se ven los colores de la ropa. ¿Puede ser entonces que Celia en lugar de ojitos tenga espejitos? El efecto me resulta fascinante.